Hay que discriminar dos tipos de valorizaciones accionarias para efectos tributarios y contables: las realizadas o no realizadas, como se denomina en NIIF, y, las valorizaciones nominales o reales, como las ha denominado el Consejo de Estado, para efecto de la depuración del patrimonio en la renta por comparación patrimonial.
En todo caso, las realizadas y reales se originan en flujos de efectivo (ingresos o gastos), mientras que las no realizadas o nominales son simples estimaciones. Así que cuando se capitaliza la utilidad distribuyendo más acciones al mismo valor nominal, acciones por un valor nominal superior o aumentado el valor nominal de las acciones existentes, son valorizaciones reales; diferente, si la valorización es fruto del aumento de su valor intrínseco por mejores comportamientos del patrimonio o por su valor bursátil, en estos últimos casos no sería un ingreso que aumente el patrimonio. Eso es fundamental distinguirlo, porque hay unas capitalizaciones que por disposición expresa constituyen ingresos no constitutivos de renta ni ganancia ocasional, ítem que la DIAN suele revisar con mucho recelo en las declaraciones porque erogan la base gravable.
En todo caso, las realizadas y reales se originan en flujos de efectivo (ingresos o gastos), mientras que las no realizadas o nominales son simples estimaciones. Así que cuando se capitaliza la utilidad distribuyendo más acciones al mismo valor nominal, acciones por un valor nominal superior o aumentado el valor nominal de las acciones existentes, son valorizaciones reales; diferente, si la valorización es fruto del aumento de su valor intrínseco por mejores comportamientos del patrimonio o por su valor bursátil, en estos últimos casos no sería un ingreso que aumente el patrimonio. Eso es fundamental distinguirlo, porque hay unas capitalizaciones que por disposición expresa constituyen ingresos no constitutivos de renta ni ganancia ocasional, ítem que la DIAN suele revisar con mucho recelo en las declaraciones porque erogan la base gravable.